El desapego no es desamor.
Es mantener nuestra libertad y dar libertad a quienes amamos, es un acto de amor.
El desapego se puede aprender de muchas maneras, la más común es la muerte, un ser amado muere y esa ausencia física nos causa dolor, por no tenerlos con nosotros, pero eso forma parte del amor, pero igual sabemos que ellos están ahí para nosotros.
Cuando decimos “Yo te quiero” eso es pertenencia, da sentido de propiedad; pero si decimos “Yo te amo”, es amor incondicional.
El amor va más allá, de nosotros mismos, busca el bienestar del otro, la felicidad del otro.
Ahí es cuando se produce la entrega.
Cuando nos entregamos en cuerpo y espíritu, nos conectamos con nuestro ser interior.
En la mayoría de los casos el desapego genera una gran cantidad de sentimientos, pero al practicar el desapego, uno aprende que no es abandonar y ser abandonado, nos prepara para el pasaje de nuestro cuerpo físico, a nuestra otra vida.
Stella Maris Leone Geraci
Armonizadora Angélica
