Todo es tan simple, pero siempre hacemos que todo a nuestro alrededor se complique. Si nos detuvierámos a mirar con nuestros ojos internos, veríamos que la solución siempre es más simple de la que parece.
Cuando pensamos que todo es demasiado difícil es porque no confiamos en Dios; busquemos simplificar las cosas y la solución ahí está.