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lunes, 28 de noviembre de 2011

Gracia

Padre, Hijo, Espíritu Santo.
Era siempre una frase que se decía en mi casa y Yo sigo repitiendo, el poder de la triada, era tan fuerte y poderosa que nos protegía al pronunciarla.
Pero su mayor poder está en la gracia que el Espíritu Santo con su Don nos brinda, para liberarnos del mal. A veces esa entrega se nubla por el orgullo, el ego, la hipocrecía y la gracia desaparece. Es como preferir el castigo a la libertad que la gracia nos da.

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